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DF Mirada ESE Business School | Ahora más que nunca, los trabajadores también son padres

María José Bosch, Directora del Centro Trabajo y Familia del ESE Business School Universidad de los Andes

Por: María José Bosch | Publicado: Martes 23 de junio de 2020 a las 04:00 hrs.
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María José Bosch

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha convivido en sociedad. A nivel macrosocial, la familia, el mercado y el Estado facilitan su organización y se impactan mutuamente. En estos últimos meses, vemos claramente como a la empresa le afecta cuando el orden social y familiar se ven alterados.

Por muchos años tratamos de negar la relación de las empresas con las familias, como si fueran esferas separadas, o mitigando su impacto, promoviendo políticas principalmente para que las mujeres trabajadoras lograran integrar los dos roles. Pero hoy no podemos negar la interacción. Para muchos, el trabajo se trasladó a sus hogares y desentenderse de la familia es imposible.

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Pero esta interacción no es igual para todos. Los estudios que se han efectuado desde marzo, tanto en Chile como en el extranjero, muestran que las mujeres con responsabilidades laborales están dedicando más del doble de tiempo que sus parejas a realizar tareas relacionadas con el cuidado del hogar.

El que hombres hayan cuidado menos en el pasado tiene explicación. Desde los inicios de la cultura occidental, la figura paterna se caracterizó por tomar protagonismo fuera de la familia, especialmente en los ámbitos del poder y la toma de decisiones. Sin embargo, principalmente desde 1990, surgieron una serie de cambios demográficos, culturales, políticos y económicos que iniciaron una transformación en la concepción de la paternidad y en el rol del hombre dentro de la familia.

Que en Chile los hombres sigan involucrándose menos también tiene explicación.

Según la OCDE, en nuestro país las normas sociales explicitan una clara división en los roles masculinos y femeninos. O sea, seguimos comportándonos como si solo ellos trabajaran y solo ellas cuidaran.

Sin embargo, en tiempos de covid-19 y pospandemia, que los hombres no se involucren –o lo hagan menos- empieza a dejar de tener sentido. La exclusividad del hombre en el rol del proveedor es una realidad minoritaria en los hogares chilenos, como también la alta inserción laboral femenina. Las empresas necesitan de todo el talento para salir adelante y eso involucra a hombres y mujeres.

¿Entonces cómo nos organizamos familiar, laboral y socialmente en tiempos de covid-19, cuando ambos cuidan y ambos trabajan?

Es preciso implementar una perspectiva ecológica como plantea la Cepal o promover la corresponsabilidad como dice la OIT. Esto significa reconocer la interacción y promover un enfoque integrador entre estas dimensiones. Necesitamos que la familia no solo acceda a recursos materiales, sino que también se pueda desarrollar, ya que esto tiene un impacto en la empresa y en la sociedad.

Para comenzar, es fundamental que se usen las políticas públicas disponibles. En Chile existe legislación laboral que fomenta la corresponsabilidad en la crianza y permite que el hombre las use. Sin embargo, es el país de la OCDE, donde los hombres menos se toman estos beneficios.

También requerimos de empresas que promuevan la corresponsabilidad en serio. Que introduzcan políticas de conciliación también para hombres y se preocupen de reducir la penalización cultural hacia quienes se comportan corresponsablemente, así como destacar liderazgos que sean modelos a seguir en integrar trabajo y familia, entre otras muchas iniciativas. Esas empresas verán recompensados sus esfuerzos, pues incentivarán el desarrollo de habilidades de liderazgo, que según Grau (2016) se caracterizan por ser las más valoradas en el siglo XXI. Ello sin considerar el aumento en los niveles de compromiso, motivación y productividad, entre otros indicadores.

Y más que nunca, necesitamos que los hombres cuiden. Pero para que ello ocurra, primero hay que tener claro que existen consecuencias negativas para sus familia si no lo hacen y, segundo, valorar su aporte y no reducirlo a una mera contribución económica.

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